miércoles, 31 de marzo de 2010

ya casi abril....

Lapicera nueva.

Poncio maniaco.

Bipolar.

Quien lo hubiese dicho.

“Desprende”

Me dice.

En el bodegón.

Me pierdo en San Telmo.

Y decido.

Nadie más que uno.

Venimos solos.

Estamos solos.

Nos vamos solos.

Me conformo con tan poco.

Y también es un pecado.

La gente no siente tanto.

Y vive mejor.

La gente no piensa tanto.

Y transcurre mejor.

La gente no sabe tanto.

Y deviene mejor.

No hay esperanzas.

Solo frialdad.

Y a ella debo abrazarme.

Mundo real.

Menos sentimientos.

Menos pensamientos.

Menos conocimientos.

Menos esperanzas.

No hay.

No para mí.

De alguna forma me arrebata.

Y triunfa lo inevitable.

Nada ni nadie es especial.

Pero en la puerta de la Iglesia….

Pedí. Te pedí. Para mí.

No pierdo nada.

Si lo dejo ir.

No me puedo perder más a mí.

Ya ocurrió.

No espero nada de mañana.

Nada va a llegar.

Es así.

(*)

“No puedo trabajar porque mi cuerpo enfermo no lo tolera”

La reina del primer piso, Viviana, en uno de sus monólogos.

1 comentario:

Julian Pagano dijo...

yo decidi resumir todo en una frase. "una existencia rota" y ya, para que tanta vuelta
me gusta... lo existencialista siempre me gusto