domingo, 27 de julio de 2008

Domingos de Super Religion (Chapter 1)

Esto de que Dios padre hizo y después descansó el domingo. Y además hay misa. Y toda la bola. Y no tuve mucho tiempo de preparar algo pero me di cuenta que, hace tiempo que vengo con el asunto este y que hasta escribí tremendo cúmulo de palabras para una estupida electiva que se trataba de espacios. Espacios del poder. Espacios del saber. Y me Salí con San Pedro. Entonces a lo mejor esta bueno arrancar por ahí. Ya que estamos.

La gran horda de familias mega power.

No haber sido Borja, no haber sido Sforza, no haber sido Medici. Y buo. Es lo que hay.

Por algún lado se arranca. Después se puede discutir temas tipo el rol de la Magdalena, quiero o no ser miembro del Opus Dei… entre otros tantos tantos clásicos católicos apostólicos romanos. O a lo que yo me dedicaba a discutir en las horas que podía escaparme a hablar con el cura mas cool en la escuela… en el cementerio… que hay? Tengo que ir? Quien me castiga y porque? Hasta la variete: porque TANTO oro???? Porque ser salvoconducto de la cúpula Nazi inmediatamente derrotados en la segunda guerra? Uf, cuantas cositas. Hay, capaz la Magdalena si tuvo una criatura. Por las manos de Lutero!

Y que Benedicto nos proteja.

¿?¿?¿?¿?

I) EL SILLON DE SAN PEDRO.

Historias de como mantenerse vivo y sobre todo, bien sentado.

Es preferible comenzar con una génesis “Vaticana” bien sucinta que esclarecerá el espacio de la actual Ciudad Vaticana y los hechos que provocan, como toda casualidad (o causalidad) de la historia, el escenario principal de la vida Católica.

Cuando el primer siglo de nuestra era despuntaba, Agrippina tenia cerca del Río Tiber sus jardines. Su hijo Caligula construye en el predio un Circo. Este circo tiene con el correr de los años como atracción principal, el martirio de los nuevos católicos. Nerón disfruta de una gran presentación al crucificar a Pedro, discípulo del “hijo de Dios”, sin imaginarse que su diversión valdría la delimitación del territorio en el que la Iglesia Apostólica Romana sentaría sus bases, que con este acto traería a Roma como un regalo, el supremo poder de los siglos venideros. La cede del “Imperio” celestial. La feligresía mantuvo a lo largo de los años, el conocimiento del lugar exacto de la crucifixión del príncipe de los Apóstoles.

Para mediados del siglo III, los fieles acudían a venerar las reliquias sagradas que la Basílica de Constantino (323) albergaba. Más allá del cuerpo del pobre Pedro, estaba el de su hija y otros cuantos, pero el poder congregante lo originaban un fragmento de la cruz de Cristo y la “Verónica”, lienzo que hasta hoy se discute si lleva o no el rostro de Jesús impreso en el. La Vía Cornelia, circundante del circo de Nerón, se fue poblando lentamente con Hospicios, Templos y Cementerios. Pero no fue hasta mediados del siglo IX, que León IV tras el saqueo de los Sarracenos rodea el suburbio con un muro. De todas maneras hasta el siglo XV, la Ciudad Vaticana no presenta características urbanas.

Y entramos en el siglo XV.

Al parecer, cada uno de los Papas que empujan a la Iglesia a la situación extrema que va a enfrentar en el inicio del siguiente siglo, eran auténticos y brillantes hombres del “Renacimiento”. No vamos a ahondar en los conceptos del Renacimiento pero si aclarar un punto esencial, los humanistas como bien indica la palabra, centran el universo en la justa medida y proporción del Hombre, han desbancado al Cristo y todo el bagaje intelectual y teórico que el Medioevo había originado. Por lo que podemos decir que estos nuevos Papas iban a tener un perfil cultural mundano, carente en gran medida de peso moral y espiritual. Pero sobre todas las cosas, esta etapa va a estar signada en el sur de Europa (precisamente Italia como epicentro) en pujas interminables de poder “civil” encarnado por grandes familias de poderosos comerciantes y terratenientes, que asaltan el poder religioso (gran legitimador de la época) para favorecer a sus propias casas. Y comienza la barbarie.

A Sixto IV, quien comanda la Curia Romana desde 1471 a 1484, un Franciscano bueno y muy débil de carácter, le toca cargar con las exigencias de las grandes casas... Los Colonna y Orsini en Roma, el Rey Ferrante de Nápoles, los Sforza de Milán, los Medici de Florencia en la figura de Lorenzo el Magnifico, con los Borja y la Republica de Venecia. Se involucra en la lucha de Ferrante contra los Medici, de los Pazzi contra los Medici, lo que origina que los fieles comiencen a ver a la figura Papal como la de un Príncipe más, y no de los más poderosos.

Sixto nombra en sus 13 años de Papado a 6 sobrinos suyos en la orden cardenalicia, inaugurando el salvo conducto para todos los prelados siguientes de generarse para si, una línea de cardenales “familiar” que sostengan su poder. Pero además Sixto es un gran protector y generador de obras Renacentistas. Construye el Hospital de Santo Spirito (obra básica del Renacimiento por Brunelleschi) el Palacio Vaticano y la Capilla Sixtina.

Al morir Sixto, Rodrigo Borja cree que ha llegado su momento, pero su archí enemigo, Juliano della Rovere impide su ascenso y sienta en la silla de Pedro a Inocencio VIII, bondadoso y débil como su antecesor, optimo para ser gobernado desde las sombras. Va a comandar los destinos de la Iglesia desde 1484 a 1492. Si Sixto inaugura la ordenación de familiares como escudo protector, Inocencio termina de abrir las puertas del descaro al casar a uno de los dos hijos que tenía en el mismísimo Vaticano, con la hija de Lorenzo el Magnifico (Medici) sellando esta alianza con la introducción a la orden cardenalicia de uno de los hijos de Lorenzo, a los 13 años, Juan de Medici es ya cardenal y algún día llegará a ser el famoso León X.

Finalmente es el turno de Rodrigo Borja. Se proclama en 1492 con el nombre de Alejandro VI y durante los 11 años que gobierna, quiebra todos los records imaginados. Alejandro disfruta de una linda vida conyugal con una romana casada además de numerosas amantes. Procrea 4 hijos que se crían con él en el Vaticano. Juan muere joven, a Godofredo lo casa con la hija de Ferrante de Nápoles, Lucrecia transcurre por 3 matrimonios tristes, y Cesar se vuelve un personaje espeluznante de la historia de nuestro tiempo. Al morir Ferrante, mueren seguidamente sus herederos. Al vaticano no le conviene que ningún estado se vuelva realmente poderoso y se desvincule de la maraña de relaciones a las que se había llegado, pero siempre bajo el control Pontificio. Fernando de España y Carlos VIII de Francia se creen herederos de Ferrante. Por medio de Cesar y de manera cruenta, Alejandro consigue neutralizar la amenaza y mantener unido el Estado Pontificio. Paolo Copello decía: “Todas las noches se encuentran en Roma 4 o 5 asesinados, obispos, prelados de modo que nadie esta seguro de no ser asesinado por el Duque (Cesar).”(2) En la cumbre del reinado de los Borja, Alejandro muere de malaria, la que contrae en una fiesta al aire libre en los jardines Vaticanos. Cesar contrae en el mismo momento idéntica enfermedad (esta la historia romántica en la que padre e hijo toman vino envenenado destinado a algunos cardenales a los que ellos mismos habían mandado envenenar, por error, pero parece ser que la historia es más mundana al fin y al cabo). El tan temido Cesar muere poco tiempo después de su Padre, no por la malaria, sino que en un duelo a los 31 años de edad. La edad de los Borja a quedado grabado como: “puñal, veneno y adulterio”. No hace falta agregar más.

Pio III alcanza a sentarse un par de meses en el sillón, en 1503. el tiempo suficiente para que todo el mundo vea como Cesar Borja y su poder se derrumbaban. Hasta que llega Julio II, quien merece formar parte de una siguiente fase junto con el precoz cardenal, Juan de Medici, devenido en León X.

Párrafo aparte merece el punto de vista oficial de la Iglesia Católica. Hasta acá la recolección de datos es extraída de historiadores “neutros”. Sirve este repaso, para entender las diferentes posturas, la manipulación de los hechos, el manejo de la información en pos de aquel que esta haciendo uso de ella, en busca de cierta argumentación y justificación para su propia causa. En síntesis, demostrar que quien mas convicción presente en su descargo y punto de vista, será el vencedor de la contienda. Más tarde tendremos la oportunidad de prestarle atención al señor Lutero.

Para la Iglesia, este periodo de tiempo, la antesala de la gran revolución reformista, sienta sus debilidades en la expansión de la organización eclesiástica, al ser tan amplia el área a gobernar, partes de la administración introduce a seres no eclesiásticos para dirigir los diferentes sectores. Esto, sumado al traslado del Papa a Avignon y la aparición de los “espirituales” Franciscanos, más la “exageración” por factores externos de los abusos existentes en el seno de la Iglesia, deterioran la imagen Papal. El humanismo y sus “tendencias paganas tan opuestas a la moral cristiana” actúan de manera negativa sobre el espíritu de los altos Cleros. Como punto culminante, alegan que la invención de la imprenta viene a generar una especie de “prensa amarillista” en su contra, difamando a las autoridades eclesiásticas.

En limpio, la Iglesia de hoy en día se defiende cargando contra los “espirituales” Franciscanos, contra la “exageración” de los detractores, los benditos renacentistas y su “tendencia pagana” y la imprenta que llega justo para diseminar pasquines difamantes. Esto es importante también desde el punto de vista temporal. Hoy las partes pueden armarse de una línea de evolución, posibles causas, posibles consecuencias. Los Protestantes han desarrollado con los siglos una versión decantada de sus inicios así como la Iglesia Católica ha ido buscando la manera de argumentar la debilidad y equivocación que reinaba en su seno para esos días y que la llevo a perder una buena parte de su feligresía. No podemos contar con ese beneficio a principios del siglo XVI, cuando llega finalmente a la Silla el enérgico Julio II. Cada actor de esta historia jugaba sus fichas conforme a su lugar en el cuento y las fichas de las que disponía, argumentando a conciencia de sus ideales, sus ambiciones y sus conocimientos.

Y pensar que el simpatiquísimo Brutus Nerón se la pasó bomba una tarde… sin puta idea de lo que estaba originando.

(……………..to be continued………)

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